Universitarios con discapacidad llaman a no bajar la guardia para minimizar el impacto de las barreras de acceso a la teledocencia

Expertos recuerdan que es fundamental garantizar el mayor grado de accesibilidad posible en plataformas de vivdeoconferencia y documentos para asegurar el acceso en igualdad de las personas con discapacidad a la enseñanza universitaria también durante el confinamiento. Las autoridades universitarias aseveran que, pese a incidencias concretas, la atención al colectivo sigue estando totalmente garantizada.

Portal de acceso al campus virtual de la UVIGO con CAPTCHA sin alternativa sonora
Portal de acceso al campus virtual de la UVIGO con CAPTCHA sin alternativa sonora // REDACCIÓN

No son pocas las barreras que todas las personas con discapacidad tienen que eludir cotidianamente en su educación universitaria en la facultad. Durante la situación actual los problemas pueden ser menos, pero aquellos que persisten adquieren una importancia capital para el acceso en igualdad a la educación universitaria en línea, transcurridos ya dos meses desde su instauración forzosa. En el actual clima de relativa normalidad favorecido por unas plataformas que, en general, cumplen sus necesidades, se oyen sin embargo las voces de estudiantes que advierten de que las clases a distancia no son justas sin la implicación de todos. Entretanto, las universidades aseguran que todo va bien y recuerda que todos los servicios de atención a la discapacidad siguen trabajando en este tiempo atípico para resolver cualquier incidente que les pudiera surgir.
Carmen -nombre ficticio-, estudiante ciega en la Universidade de Vigo, relata sus problemas con el campus virtual FAITIC. A raíz de la saturación que todas las universidades sufrieron hace unas semanas por los llamamientos al acceso masivo de los estudiantes, los administradores añadieron como medida de seguridad para acceder una imagen con caracteres poco claros que hay que introducir en una caja de texto. Éste es un sistema denominado CAPTCHA que sirve para luchar contra bots poco sofisticados, pero también deja fuera a estudiantes con discapacidad que no pueden ver o procesar los caracteres, o comprender el funcionamiento de la operación. “Parece ser que intentaron solucionarlo reduciendo la complejidad de la imagen, pero eso solo es efectivo para personas con un resto visual importante. Después los ofrecieron la posibilidad de acceder mediante el proxy de la universidad para que no apareciera el CAPTCHA, pero conectarse y desconectarse eran operaciones complicadas. Mucho más si a la vez estábamos dando clase por videoconferencia, porque la voz del profesor no se oye a través del proxy. Desde el pasado jueves, por suerte, el CAPTCHA solo aparece tras tres intentos de acceso en media hora, pero estuvimos una semana sin poder entrar”. Al sistema de videoconferencia, Campus Remoto, también le atribuye problemas leves de accesibilidad, que hacen la experiencia de uso más lenta.
En este sentido, José Manuel Delicado, ingeniero del software invidente, es tajante: “un CAPTCHA de esas características es una gran barrera de accesibilidad para personas ciegas, con baja visión y con cualquier tipo de dificultad visual, bien sea temporal o permanente, y puede plantear problemas incluso a una persona con dislexia o dificultades en el aprendizaje”. Diversos expertos apuntan como la alternativas menos mala en su sector a RECAPTCHA, bien conocida por todos no tanto por el nombre, sino más bien por su popular casilla “No soy un robot”, que, además de validar al usuario muchas veces sin más trámite que marcarla, también ofrece, a la hora de demostrar que se es un humano, un reto a través de audio similar al visual.
Por su parte, la Vicerrectora de Responsabilidad Social de la UVIGO, María Isabel Doval, asocia estos problemas a la necesidad de mejora continua de los sistemas y a las dificultades que implica para los usuarios la adaptación a los cambios. Asegura no tener constancia de las mismas personalmente, pero se declara sorprendida para bien con las manifestaciones de los estudiantes sobre la herramienta de videoconferencia: “No fue posible realizar ninguna auditoría de accesibilidad a causa de las prisas, pero ya hay alguna programada. De todas maneras nos sorprenden gratamente que los incidentes sean solamente leves”. En lo tocante al CAPTCHA en el campus virtual, dice que “los servicios informáticos lo habilitaron dentro del proceso de mejora continuada del sistema para proteger a los usuarios del spam y el descifrado de contraseñas”. Solo recibieron dos tipos de quejas: una de un profesor con una pequeña disminución visual, ante la que se mejoró el contraste y se redujo la distorsión de los caracteres, y otra de dos estudiantes usuarios de dispositivos adaptados, a los que se les dio entonces la solución de conectarse a través del servidor proxy, conexiones para las que se eliminó el CAPTCHA al estar ya identificados con su cuenta de la universidad al acceder a éste. “El tiempo de respuesta fue de doce horas, luego los afectados nos confirmaron no tener ningún problema de acceso y a día de hoy parecen contentos”, concluye.
Las videofonferencias en Santiago tampoco quedan atrás. Alba Quinteiro, estudiante con discapacidad visual grave del Grado en Maestro de Educación Primaria en la USC, cuestiona la libertad de los docentes para elegir plataforma: “Microsoft Teams, la aplicación para la qué todos los usuarios de la universidad tenemos licencia, funciona más o menos bien, pero uno de mis profesores decidió utilizar Cisco Webex, donde requiero de ayuda externa para pulsar en muchos de los controles básicos de la aplicación, incluidos los de acceso a la conferencia. Al final la única solución autónoma va a ser unirse a través del servicio de llamada telefónica de Webex, perdiendo calidad de sonido y diversas características de la plataforma. No se entiende por que no usan todos la solución que suministra la propia universidad”. Un amplio abanico de soluciones para la teledocencia entre las que destaca como más accesible, además de Teams, Blackboard Collaborate, escogida por distintas universidades españolas como plataforma de cabecera para el confinamiento, según asegura Salvador Domenech, estudiante de la URJC, en Madrid, con baja visión.
En el extremo contrario a todas estas situaciones están universidades como la Politécnica de Madrid, cuya unidad de atención a la diversidad publicó documentación específica, ya en el inicio de la pandemia, sobre la forma de dar clase o examinar a personas con distintas discapacidades, como la visual, de la que hablamos anteriormente. Hacen hincapié en la accesibilidad de la información como principal valor diferencial de la enseñanza a estudiantes con necesidades específicas, resaltando en este caso la importancia de las explicaciones mediante texto o voz de todo elemento visual al que se haga referencia en el aula, así como la necesidad de que toda la documentación electrónica se ajuste a los estándares técnicos de accesibilidad para tecnologías de asistencia como los lectores y magnificadores de pantallas.
(añadido)Sobre uno de los formatos electrónicos por excelencia y de los más controvertidos en accesibilidad, el PDF, hablan a este medio técnicos formadores en accesibilidad web del Consorcio W3, máxima autoridad en estándares como los referenciados por la UPM, relacionados con el mundo de la web: «aunque las pautas de accesibilidad (WCAG) son tecnológicamente agnósticas, sí existen las llamadas técnicas de cumplimiento, que proporcionan maneras de satisfacer los criterios de verificación de estas pautas, aunque no aspiran a relacionar todas estas vías. Las técnicas sí se organizan por formatos, y por supuesto hay 23 exclusivamente dedicadas a los PDF«. En ellas se insiste en la necesidad de texto alternativo para los gráficos y se relacionan medidas como la configuración de un orden de lectura y tabulación lógico y estructurado mediante elementos como los encabezados, la identificación correcta de controles de formulario y tablas, la especificación de un idioma acorde al del texto, la expansión de abreviaturas menos comunes o el reconocimiento mediante OCR de aquellos documentos con texto escaneado o fotografiado para que éste sea legible por tecnologías de asistencia.
Pese a todo lo anterior, las carencias no son, ni siquiera ahora, la norma en la teledocencia universitaria de personas con discapacidad. La coordinadora del grupo de trabajo Diversidad y Discapacidad de CRUE Asuntos Estudiantiles, Txelo Ruiz, afirma que no hay ningún problema general notable en el acceso de las personas con discapacidad sensorial a la teledocencia. “Los incidentes específicos que existan estarán vinculadas a una universidad concreta, porque de las reuniones entre los servicios de discapacidad de las distintas universidades españolas no podemos sacar que haya un problema generalizado”. En lo que se refiere a las adaptaciones, menciona casos como los de los intérpretes en lengua de signos, que también ahora asisten a las clases junto con los estudiantes a los que atienden. “Desde CRUE ya tenemos planeado remitir un escrito a las universidades remarcando la importancia de las adaptaciones; no por haber apreciado nosotros ningún descuido en este sentido, sino con el ánimo de avisar para que no se baje la guardia”.
“Las discapacidades psíquicas sí son más problemáticas. Por ejemplo, si hablamos de un estudiante con TDAH al que le cuesta mantener la concentración, durante las clases por videoconferencia en la situación actual su esfuerzo es mucho mayor. Lamentablemente poco podemos hacer nosotros para paliarlo”, concluye.


Esta es la traducción del gallego de mi última práctica para la materia de Redacción Informativa. El blog aún no se ha vuelto un periódico, aunque pueda parecerlo. Aún podrá parecerlo más en un futuro, que están algunas cosas, por el momento aún clasificadas, en vía de salida.